viernes, 28 de septiembre de 2012
Es horrible el miedo incontenible.
¿Alguna vez has estado tan enfadado que la
rabia y la decepción no te dejan pensar en otra cosa? La
confianza es algo muy frágil, una vez ganada nos aporta una gran libertad, pero
cuando la confianza se pierde es casi imposible recuperarla, aunque la verdad
es que nunca se sabe en quién podemos confiar. Nuestros seres más queridos
pueden traicionarnos y unos desconocidos pueden acudir en nuestro rescate. Al
final la mayoría de la gente decide confiar sólo en sí misma, sin duda es la
forma más sencilla de no quemarse jamás. Yo soy partidaria de la idea de que
alguien que te quiere no es capaz de hacerte daño, y si te lo hace, es un daño
colateral, inspirado en ayudarte, como cuando alguien te hiere diciéndote una
verdad que no quieres oir, pero al fin y al cabo, es una verdad, y la verdad
siempre duele. Otra cosa es cuando te hieren porque sí, sin finalidad
alguna, un golpe bajo, un golpe que no esperabas, un golpe que sobretodo no
merecías... Ese tipo de detalles, son los que nos permiten diferenciar entre
los que realmente nos quieren, de los que dicen querernos. Dicen que nunca
terminas de conocer a una persona, y es cierto.
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