Dicen que tener miedo es bueno... dicen, supongo que porque hace que te sientas viva. A veces viene bien que el
miedo nos presione. El problema aparece cuando el miedo puede contigo, cuando
puede con lo que sientes. Cuando puede con lo que sueñas, y puede con lo que
tanto te ha costado conseguir. Que te haga dudar entre llegar a tus propias metas
o a renunciar. Yo soy de esas que temen al miedo. Muchas veces ni lo intento
por pensar que voy a fracasar. Yo le temo a todo. De pequeña me di cuenta de que si los niños mayores del recreo,
me veían llorar cuando ellos se acercaban, se metían conmigo, pero si cuando se acercaban, yo les sonreía y seguía jugando,
estos se olvidaban de mí. Son de esas cosas que aprendes a base de
experiencias no del todo buenas. Es
complicado señalar con el dedo qué dirección tomar. Es una sensación bastante extraña. Cierras los
ojos. Crees que va a llegar, que va a hundirte hasta el fondo y te va a romper hasta los huesos. Eso es lo que estás esperando, y cuando vuelves a abrir los
ojos ves que solamente te ha rozado, que la tormenta ha pasado y que apenas te han
caído gotas. ¿Y qué nos queda? Algo de alcohol, bastante humo y ese miedo constante que nunca desaparecerá de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario